María Antonieta Valeria Rivas Mercado nació el 28 de abril de 1900, día de San Valerio, razón por la cual llevaría el nombre de Valeria, pseudónimo con el que firmaría algunos de sus escritos.
Su educación, al igual que sus hermanos, estuvo a cargo de profesores particulares e institutrices en su casa de Héroes 45.
Desde su infancia escuchaba las pláticas que su padre tenía con escultores, pintores, escritores, poetas y arquitectos. Aunado a lo anterior, los viajes al extranjero, las visitas a museos, las lecturas en casa, el respaldo y apoyo de su padre, de quien fuera la hija predilecta.
Antonieta se casó con Alberto Edward Blair a los 18 años en la sala de la Casa Rivas Mercado. Alberto, súbdito inglés, era amigo de la familia Madero, razón por la que administró una mina en Zacatecas y más adelante se convertiría en administrador y apoderado de sus bienes y tierras en la región lagunera.
El matrimonio no prosperó, sin embargo tuvieron un hijo, Donald Antonio Blair Rivas Mercado, en septiembre de 1919.
Antonieta decide tramitar su divorcio en 1926, después de un viaje de casi tres años con su padre, el pequeño Donald y su hermana Amelia. El niño quedaría bajo su patria potestad, pero más tarde la perdería.
Cuando fallece su padre, su madre y su hermana Alicia le piden abandonar la casa de Héroes 45. Antonieta decide irse a vivir junto con sus hermanos Amelia y Mario a una casa en la calle de Monterrey en la colonia Roma.
Poco después entabla amistad con el maestro de pintura de su hermana Amelia, Manuel Rodríguez Lozano, quien la impulsa a ser artista y protectora de las artes. Cuando sus hermanos deciden irse a vivir a Estados Unidos, Rodríguez Lozano le presenta a un grupo de jóvenes intelectuales mexicanos que compartirán con ella el deseo de crear un teatro con puestas en escena novedosas y accesibles a todos los sectores sociales. Es así como surge el Teatro Ulises.
Su labor de mecenas no se limitó al sostenimiento de Ulises. Publica Dama de corazones de Xavier Villaurrutia, Novela como nube de Gilberto Owen y Los hombres que dispersó la danza, de Andrés Henestrosa.
Asimismo, reúne en su casa al gabinete presidencial para constituir un patronato y crear la Orquesta Sinfónica de México a solicitud del compositor y director de orquesta Carlos Chávez.
Se involucra en la política financiando la campaña de José Vasconcelos, entusiasmada por impulsar proyectos culturales. Los resultados no fueron favorables, se exilia en Nueva York donde escribe Crónica de la campaña política de José Vasconcelos (1928-1929) y traduce con Villaurrutia La escuela de las mujeres de André Gide. Conocerá a diversos artistas, en especial al poeta español Federico García Lorca.
Muere el 11 de febrero de 1931 en París.